No hace falta decir que las actividades al aire libre, ¡abren el apetito! Afortunadamente, la región cuenta con un patrimonio culinario de los más reconfortantes y rápidamente os daréis cuenta durante vuestra estancia... A la hora del aperitivo, sucumbid a la tradición del Préfou, un pan con ajo y mantequilla al horno. Acompañad vuestras rebanadas de Préfou con una copa de trouspinette, una combinación de vino tinto, aguardiente, azúcar y especias. A continuación, añadid un puñado de salicornias como acompañamiento a vuestro plato principal. ¿Os apetece probar los productos del océano? La sardina de Saint-Gilles-Croix-de-Vie es un valor seguro…